miércoles, 1 de septiembre de 2021

“Strangeland”, de Tracey Emin (2005, autobiografía -en inglés-)

"Strangeland" es el relato íntimo de su vida, desde su más tierna infancia hasta la etapa de la
madurez, en la que la artista Tracey Emin (Inglaterra, 1963) ha dejado de ser una enfant terrible del arte entendido como fuerza de choque para acabar figurando en el elenco de personalidades distinguidas de la Royal Academy of Arts británica.
Sin pelos en la lengua, este libro funciona también como el diario íntimo de una personalidad exhibicionista: estas son unas memorias bañadas en alcohol, recubiertas de dinero, sexo y escándalos, y a la vez explicadas con un lenguaje cercano y enternecedor que resalta la humanidad que reside en este genio de la provocación y la polémica.

“El profeta”, de Kahlil Gibran (1979, autoayuda)

En su libro “El Profeta”, Kahlil Gibran trata de impulsar al lector a cambiar su forma de vida
basándose principalmente en llevarla de una forma equilibrada con respecto a la divinidad y la paz interior. Para Gibrán los obstáculos y vicisitudes del mundo son solo pruebas que permiten al hombre evolucionar y avanzar por el camino hacia la purificación, así nos demuestra que el mundo será mejor cuando los hombres sean capaces de acercarse y convivir.

“Cuentos con-ciencia”, varios autores (2014, cuentos)

En estos cuentos, los autores que inauguraron la ciencia ficción sorprenden con su capacidad
para anticipar un mundo en el que el uso de la ciencia y la tecnología llevan al ser humano a plantearse dilemas éticos. Incluye "El hombre más capaz del mundo" y "La hija del Senador", de Edward P. Mitchell; "El huevo de cristal", de Herbert G. Wells; "El monstruo del lago La Metrie", de Wardon A. Curtis y "Las islas voladoras", de Anton Chéjov.

“Afrodita, Apolo y Esculapio”, de Andrea Márquez López-Mato, Alejandra Vieitez y Daniela Bordalejo (2004, psiquiatría)

Las diferencias biológicas y conductuales entre “Apolos” y “Afroditas” se observan desde siempre. Sobre éstas (hardware) el medio ambiente va troquelando aspectos psicológicos y decomportamiento diferenciales (software) conceptualizando, así, la diferencia entre sexo y género. El sexo es biológico, el género es cultural.
Reconocer la desigualdad, ayuda a comprender cómo los hombres aprenden mejor intelectivamente y las mujeres aprehenden mejor intuitivamente, como los hombres experimentan y las mujeres experiencian, cómo los hombres deciden y las mujeres perciben, cómo los hombres afirman y las mujeres confirman, cómo los hombres determinan objetivos y las mujeres defienden metas subjetivas.